jueves, 29 de enero de 2015

LA CASA DE THEODOR W. ADORNO -III-







GENTE DESAHUCIADA DE SU LIBRO DE CABECERA EN LA LIBRERÍA LA TARDE Y REALOJADA POR EL CIRTP, CENTRO DE INICIATIVAS PARA LA RECUPERACIÓN DEL TIEMPO PERDIDO, EN LAS OBRAS DE THEODRO WIESENGRUND ADORNO. EN COLABORACIÓN CON PACO SERRANO Y JUANJO SÁNCHEZ

LA CASA DE THEDOR W. ADORNO -II-



(Notas de trabajo, en colaboración con Pilar Blanco y Luis Castro Nogueira


twa.1.01

Este no es mi lugar, pero he llegado, se congratula Antonio Gamoneda

twa.1.02

Por alguna razón que no viene a cuento, la mayoría de los intelectuales del exilio padecen, tarde o temprano, el ‘Síndrome de Moisés’, y aún cuando acabe resultando cierto que un día alcanzan su lugar, aquel lugar donde se cumplirá su destino, ellos viven sintiendo que éste se les niega en la plenitud debida.

¿Culpable el lugar?

twa.1.03

Porque el lugar al que se llega le niega la palabra al exiliado, así lo sugiere el sempiterno malhumor de Luis Cernuda. Porque el nuevo lugar no es paisaje para quien llega con los ojos llenos. Porque allí se ha de sentir un extraño.

twa.1.04

Como si vivir en territorio prestado no fuese la condición obia del pensamiento. Vivir el exilio o vivir enfermo, tanto da. Siempre fuera de las condiciones naturales de la existencia.

¿No culpable el lugar?

twa.1.05

Veamos lo que dice James Marston Fitch a propósito del exilio de Ludwig Mies van der Rohe.

Por desastroso que fuera para Alemania y el resto del mundo, el hitlerismo prestó a América un gran servicio cuando le dio hombres como Albert Einstein, Walter Gropius o Lurwig Mies van der Rohe. Cada uno de estos hombres trajo un gran talento que nuestro país estaba capacitado para emplear directa e inmediatamente, sin apenas retoques en el cambio. Hay un tipo especial de justicia poética en el éxito y espectacularidad del trasplante de Mies desde Alemania a Chicago. ¿Quién mejor que este poeta del acero y el vidrio, podía haber recogido la tradición del rascacielos en Chicago? Mies, desde que emigró al Midwest, elevó el rascacielos a su más alto nivel de elegancia y refinamiento.

twa.1.06

El lugar le estaba esperando. (Téngase en cuenta que antes de su exilio americano, Mies sólo contaba once proyectos construidos)

twa.1.07

¿Cómo podríamos llamar a este síndrome de fenomenal acogida de los exiliados? Y ¿a la falta de nostalgia de tantos viajeros? ¿Será el tiempo y no el lugar aquello que se echa de menos? ¿Cuál es el caso de Theodor Wiesengrund Adorno si odiaba el Jazz, la cultura popular, el arte pop y el cuerpo desnudado de las muchachas?

twa.2.01

Cuando se dice Ayer tuvo lugar un suceso extraordinario, eso es un Emplazamiento. A continuación, verificar el punto y la hora donde lo que fuese ‘tuvo lugar’.

twa.2.02

También es Emplazamiento hablándolo en presente: Asistimos en estos momentos a un suceso extraordinario, en el marco incomparable (retórica oficial)

twa.2.03

Por último, es Emplazamiento el día del juicio final. Pero del mismo sólo guardaran memoria los malos condenados al no lugar de los aeropuertos y los demás sitios de tránsito.

twa.2.04

Es cuanto puede decirse acerca de lo que es Emplazamiento, algo que tiene lugar en un tiempo y en un espacio concretos a la vez.

twa.3.01

Tanto el exilio como la emigración (forzosas maneras de abandonar la tierra propia) desactivan ese mándala simbólico que actuaba como secreto plano de planta de las construcciones espaciales.

twa.3.02

Linealidad que quiebra el círculo interior y abre fugas en las lindes. Pero ni exilio y emigración anclan al mándala, o imaginario, del lugar de destino. No hay, en el mapa, sino islas menores de un archipiélago ilimitado; islas unidas igualmente por aquello que las separa, fortalezas replegadas de la imagen ideal del lugar perdido y a hallar.

twa.3.03

El espacio en el exilio y la emigración se encuentra en un punto a igual distancia del lugar de origen y del lugar de arribo. La muerte, en tanto emplazamiento, algo que tiene lugar en espacio y tiempo simultáneos, será quien los unifique levantando un mojón de tierra inutil en mitad de la nada.

twa.4.01

Mi vida va a terminar en un pueblo de los Pirineos, donde nadie me conoce, le escribe Walter Benjamin a su viejo amigo Theodor Wiesengrund Adorno momentos antes de ingerir el veneno que acabaría con su vida, momentos después, en una localidad situada en la parte española de los Pirineos.

twa.4.02

¿Acaso Walter Benjamin se lamentaba, más que de su propia muerte, del hecho de estar a punto de a morir entre desconocidos? ¿Es éste el motivo de una acción tan banal como escribirle una carta a un  amigo antes de darse muerte? Carta que, por supuesto, no tendrá respuesta o no llegará a tiempo de nada.

twa.4.03

Para Walter Benjamin parece haber un dolor más grande que la muerte: la soledad. El infortunio de que nadie acoge la noticia de tu muerte.

twa. 5.01

¿Qué habrá sido de…?

twa. 5.02

Infinidades de veces en su vida uno cualquiera de nosotros se pregunta ¿qué habrá sido de…
uno mismo,
un familiar,
un amigo,
un artista del que casualmente vio una obra en una exposición pasajera,
un viejo amor perdido,
un novelista que le entusiasmó con su primera novela,
la chaqueta de lino blanco que le ofreció una noche que se enfriaba a una acompañante ya sin nombre,
el profesor que le enseñó a hacer novillos de forma involuntaria,
la pluma estilográfica olvidada en la repisa de una cabina telefónica,
la tímida becaria de francés,
un libro prestado tras una larga rabieta,
mil pesetas,
las cartas de ella,
Lola la coja y Expira,
los apuntes de carrera,
la prima Montse,
el poeta borracho con quien amanecía largas noches de versos,
los viejos carnés de identidad caducados,
etcétera…?

twa. 5.03

Siempre cabe persistir en el olvido o dedicarle al asunto una apreciación nostálgica o, enseguida emprender su búsqueda. Que resultará infructuosa y una pérdida de tiempo durante el cual volverán a surgir preguntas similares, o complementarias,  conforme las antiguas se van abandonando. Por ejemplo, preguntándonos por la prima Montse, nos preguntaríamos ahora: ¿cerró su oscura historia?

Twa. 5.04

Esta gran pérdida de tiempo  (pasar el tiempo es lo más importante en la vida, pensaba Marcel Duchamp) constituye, no obstante, lo que se llama, yo al menos así lo hago, el exilio de la vida, del cual nunca nos alejamos lo suficiente como para aprender y vivir sin alardes de memoria

Twa. 5.05

Pero las condiciones materiales de la vida de cada uno de nosotros estarán determinada, sustancialmente, por la cantidad de tiempo que hayamos empleado en respondernos acerca de lo que habrá sido de uno mismo, un amigo... en cada instante.

twa.6.01

.. llegué a la fantomatización (…) La mejor manera, pensé, de ser una fortaleza inconquistable es retirarse tras las apariencias. Por lo que cogí la cámara de fotos irreparable de mi padre que mi madre había tirado a la basura pero que yo había recogido a pesar de ser irreparable. Hice de ella una herramienta fantomatizante. La impuse en la clase. Con la cámara inhabilitada hacía fotos a los profesores. Decenas de clichés. Decenas de fotos inexistentes. De esta manera yo las inexistía. Todas. Una tras otra. Las miraba desde el punto de vista de la ausencia de mirada. Yo encuadraba. Disparaba. Ellas posaban. Disparaba. Hice esto a menudo (Hélène Cixous. Los ensueños de la mujer salvaje)

twa. 6.02

Fantasmas. Ausencia de mirada. Fantomatización, ¡qué nombre!. Miradas perdidas, ¡qué proeza! Apariencias. Hacer fotos con la cámara sin carrete, con la cámara estropeada, sin cámara inclusive, como los niños disparan encuadrándote entre los dedos,

twa. 6.03

o fotografías de nosotros mismo donde nosotros mismos no aparecemos aun estando como estamos allí. Postales las llaman. Como postales se las conoce. Y es por una razón distinta en cada caso, que exiliados y emigrantes se sirven casi con exclusividad de las postales. Tanto los unos como los otros, mientras “permanecen fuera” remiten a “su gente”, todavía en “su tierra”, esas fotos de ellos mismos donde ellos mismos no aparecen.


twa. 6.04

Los exiliados por prudencia. Los emigrantes por vergüenza.

twa. 6.05

Esta es la ciudad donde ahora vivo. Ved qué bonita. Escriben exiliados y emigrantes, cada cual a su modo, en el reverso de la postal, junto a las señas abandonadas de un lugar más feo e inhabitable al que, pese a todo, la memoria hermosea y vuelve acogedor. Pero la ciudad del exiliado es, en verdad, un escondite y la del emigrante un descampado. Y uno y otro han de mentir el verdadero lugar donde viven.

twa. 6.06

Dejemos, por su bien, al exiliado en su escondite. Hablemos del emigrante. Del cual sólo podemos decir que cómo no respetar su secreto.

twa.7.01

Un catastro de huecos (Eduardo Hurtado)

twa. 7.02

¿Cómo clasificar los huecos que encontramos en el transcurso de la vida?

twa. 7.03

Recuerdo tan poco de los huecos que he visto.

twa. 7.04

Los huecos, sin duda, funcionar mejor como metáforas. Pero, metáforas de qué? ¿No será el hueco la metáfora pura? ¿O la metáfora de nada?

twa. 7.05

Entonces, vivir en hueco quizá sólo sea vivir en los recuerdos de nadie. Algo que tampoco aflige en demasía.

twa.8.01

¿Damos un paseo? El paseante. La compañía. El sendero. El paisaje. Los pasos.

twa. 8.02

Pasear consistiría, principalmente, en regresar al lugar de origen, al punto de partida, de manera distinta a como se partió.

Andar en círculo, pero sin perder la línea recta, de forma tal que la recta sea, en realidad, una línea sin destino, contradiciendo así su función natural.

(twa. 8.03)

Lo contrario, y más si se van contando los pasos, ya no sería un paseo y sí un viaje a un lugar y a un tiempo acordados de antemano.

twa. 8.04

He venido paseando. El paseante. La soledad. La confianza. El tiempo. La presencia.

twa. 8.05

Dos paseando juntos no van juntos ni van el uno con el otro. Si le preguntásemos al primero, balbucearía al darnos el nombre propio de quien “va” con él. Y si es que le preguntamos al segundo, sucedería lo mismo. Las circunstancias parejas de los paseantes, son, no obstante, tan distintas, que ambos eludirían explicárnoslas amparados en ser (cada uno de ellos dos) la compañía (del  otro)

twa. 8.06

Venga. Te acompaño. Los paseantes. La conversación. El resuello. El tiempo (de nuevo) La(s) despedida(s)

twa. 8.07

A la vuelta de un paseo se va más solo. Nadie se explica este fenómeno. Como tampoco hay quien sepa dar respuesta a ¿en qué exacto punto de lo que ya puede medirse como un trayecto, comenzó el regreso?

twa. 8.08

Hay que poner mucho cuidado en no dar pie al compadreo. El paseo se suspende en la puerta de la casa del mayor de los paseantes.

El joven es quien regresa. Solo.

twa.9.01

Años después de haber muerto nuestra madre, el correo nos traía cartas dirigidas a ella. El correo no se había enterado de su muerte.

twa.9.02

El imitador de voces (Thomas Bernhard)


twa.10.01

¿Qué es el exilio sino una situación que nos obliga a sustituir con palabras escritas la relación entre los amigos más queridos, que están lejos, ausentes, diseminados cada uno en lugares y ciudades distintas? (Ricardo Piglia. Respiración artificial)

twa. 10.01

Lo que es la literatura, con más claridad aún: una situación que nos obliga a sustituir con palabras escritas la relación entre los amigos más queridos, que están lejos, ausentes, diseminados cada uno en lugares y ciudades distintas.

twa. 10.02

Y la enfermedad diluyéndose en el auxilio.

twa. 10.03

“Cosas”, las tres, y cuantas ustedes sepan añadirles, capaces de evitar la muerte propia cuando la letra llega a su destino, que le presta voz amiga.

twa. 10.04

El poder, la muerte, de alguna manera lo quisieran. Mas, pese a todo, no hay, en ninguna parte, una distancia tan larga.

twa.11.01

Quien huye de verdad, no escribe.
Escribir es quedarse. La ilusión, al menos de no irse del todo. (Estrella de Diego)

twa.11.02

Mas no quisiera yo mostrarme tan extremoso al respecto.

twa.11.03

Hay una forma peculiar de huída, La consistente en escribir. Escribirte allí donde no estás. Pero vas, continuamente vas, te diriges, buscas esa dirección animado a encontrarte tú con tu escritura.

Cada día más caduca. Cada día más lejana y sola.

twa.11.04

La afasia de la emigración.


twa.13.01

De haber de pronunciarnos por alguna de las virtudes del fantasma, resaltaríamos su apego al lugar. Su firme deseo de permanecer en su lugar de siempre.

twa.13.02

Cuesta imaginar un fantasma en el exilio. Alejado de su lugar. Desapegado de cuantas cosas le siguen resultando familiares, incluso en su nueva vida incorpórea. Hay que entender que con la pérdida de su materialidad, el fantasma también pierda gran parte de sus capacidades sensitivas, de modo que la vista, sobre todo la vista, el tacto, el olfato y el oído, pues es gusto no se usa en los quehaceres a los cuales queremos referirnos, de poco le sirven para orientarse si no fuese porque reconocen el sitio y en él se siguen moviendo como pez en el agua.

twa.13.02

Por ello que si un fantasma es obligado a trasladar su residencia habitual –por ejemplo, desahuciado- pierde su sentido de la orientación. Se desnorta. Camina, desde ese instante, como  alma en pena. Nombre éste de alma en pena que se les da a los fantasmas sin lugar en el mundo

twa.14.01

la prueba del exilio muestra la insuficiencia de la Ley. Que la ley no basta frente a ciertas actitudes contradictorias.

twa.14.02

...Entonces se le expulsa. Se le saca fuera. Mas ¿por qué dejarlo vivir?

twa.14.03

Las formas de la exterioridad hablan, en primer lugar, de la fugacidad de las circunstancias. El momento que devino expulsivo, más tarde o más temprano se juzgará a sí mismo (todos los momentos son máscaras de sí mismos). Y entonces, más valdrá no haber roto con aquellas promesas que contravenían las propias.

twa.14.04

Todas estas circunstancias abocaron a un cierto fracaso a una generación entera, que tras realizar grandes aportaciones individuales quebró aparentemente la continuidad de la práctica artística o huyó al extranjero, en una suerte de exilio contemporáneo provocado por la falta de medios, de mercada y de recepción, regresando con una obra contundente, con éxitos internacionales en algunos casos y en otros acumulando un trabajo de gran interés, en parte aún por recuperar o descubrir. (Pilar Parcerisas. Conceptualismo(s) poéticos, políticos y periféricos)