(Notas de trabajo, en colaboración con Pilar Blanco y Luis Castro Nogueira
twa.1.01
Este
no es mi lugar, pero he llegado, se congratula Antonio
Gamoneda
twa.1.02
Por
alguna razón que no viene a cuento, la mayoría de los intelectuales del exilio
padecen, tarde o temprano, el ‘Síndrome de Moisés’, y aún cuando acabe
resultando cierto que un día alcanzan su lugar, aquel lugar donde se cumplirá
su destino, ellos viven sintiendo que éste se les niega en la plenitud debida.
¿Culpable
el lugar?
twa.1.03
Porque
el lugar al que se llega le niega la palabra al exiliado, así lo sugiere el
sempiterno malhumor de Luis Cernuda. Porque el nuevo lugar no es paisaje para
quien llega con los ojos llenos. Porque allí se ha de sentir un extraño.
twa.1.04
Como
si vivir en territorio prestado no fuese la condición obia del pensamiento.
Vivir el exilio o vivir enfermo, tanto da. Siempre fuera de las condiciones
naturales de la existencia.
¿No
culpable el lugar?
twa.1.05
Veamos
lo que dice James Marston Fitch a propósito del exilio de Ludwig Mies van der Rohe.
Por
desastroso que fuera para Alemania y el resto del mundo, el hitlerismo prestó a
América un gran servicio cuando le dio hombres como Albert Einstein, Walter
Gropius o Lurwig Mies van der Rohe. Cada uno de estos hombres trajo un gran
talento que nuestro país estaba capacitado para emplear directa e
inmediatamente, sin apenas retoques en el cambio. Hay un tipo especial de
justicia poética en el éxito y espectacularidad del trasplante de Mies desde
Alemania a Chicago. ¿Quién mejor que este poeta del acero y el vidrio, podía
haber recogido la tradición del rascacielos en Chicago? Mies, desde que emigró
al Midwest, elevó el rascacielos a su más alto nivel de elegancia y
refinamiento.
twa.1.06
El lugar
le estaba esperando. (Téngase en cuenta que antes de su exilio americano, Mies
sólo contaba once proyectos construidos)
twa.1.07
¿Cómo
podríamos llamar a este síndrome de fenomenal acogida de los exiliados? Y ¿a la
falta de nostalgia de tantos viajeros? ¿Será el tiempo y no el lugar aquello
que se echa de menos? ¿Cuál es el caso de Theodor Wiesengrund Adorno si odiaba
el Jazz, la cultura popular, el arte pop y el cuerpo desnudado de las
muchachas?
twa.2.01
Cuando
se dice Ayer tuvo lugar un suceso extraordinario, eso es un
Emplazamiento. A continuación, verificar el punto y la hora donde lo que fuese
‘tuvo lugar’.
twa.2.02
También
es Emplazamiento hablándolo en presente: Asistimos en estos momentos a un suceso
extraordinario, en el marco incomparable (retórica oficial)
twa.2.03
Por
último, es Emplazamiento el día del juicio final. Pero del mismo sólo guardaran
memoria los malos condenados al no lugar de los aeropuertos y los demás sitios
de tránsito.
twa.2.04
Es
cuanto puede decirse acerca de lo que es Emplazamiento, algo que tiene lugar en
un tiempo y en un espacio concretos a la vez.
twa.3.01
Tanto
el exilio como la emigración (forzosas maneras de abandonar la tierra propia)
desactivan ese mándala simbólico que actuaba como secreto plano de planta de
las construcciones espaciales.
twa.3.02
Linealidad
que quiebra el círculo interior y abre fugas en las lindes. Pero ni exilio y
emigración anclan al mándala, o imaginario, del lugar de destino. No hay, en el
mapa, sino islas menores de un archipiélago ilimitado; islas unidas igualmente
por aquello que las separa, fortalezas replegadas de la imagen ideal del lugar
perdido y a hallar.
twa.3.03
El
espacio en el exilio y la emigración se encuentra en un punto a igual distancia
del lugar de origen y del lugar de arribo. La muerte, en tanto emplazamiento,
algo que tiene lugar en espacio y tiempo simultáneos, será quien los unifique
levantando un mojón de tierra inutil en mitad de la nada.
twa.4.01
Mi
vida va a terminar en un pueblo de los Pirineos, donde nadie me conoce, le
escribe Walter Benjamin a su viejo amigo Theodor Wiesengrund Adorno momentos
antes de ingerir el veneno que acabaría con su vida, momentos después, en una
localidad situada en la parte española de los Pirineos.
twa.4.02
¿Acaso
Walter Benjamin se lamentaba, más que de su propia muerte, del hecho de estar a
punto de a morir entre desconocidos? ¿Es éste el motivo de una acción tan banal
como escribirle una carta a un amigo
antes de darse muerte? Carta que, por supuesto, no tendrá respuesta o no
llegará a tiempo de nada.
twa.4.03
Para
Walter Benjamin parece haber un dolor más grande que la muerte: la soledad. El
infortunio de que nadie acoge la noticia de tu muerte.
twa.
5.01
¿Qué
habrá sido de…?
twa.
5.02
Infinidades
de veces en su vida uno cualquiera de nosotros se pregunta ¿qué habrá sido de…
uno
mismo,
un
familiar,
un
amigo,
un
artista del que casualmente vio una obra en una exposición pasajera,
un
viejo amor perdido,
un novelista
que le entusiasmó con su primera novela,
la
chaqueta de lino blanco que le ofreció una noche que se enfriaba a una
acompañante ya sin nombre,
el
profesor que le enseñó a hacer novillos de forma involuntaria,
la
pluma estilográfica olvidada en la repisa de una cabina telefónica,
la
tímida becaria de francés,
un
libro prestado tras una larga rabieta,
mil
pesetas,
las
cartas de ella,
Lola
la coja y Expira,
los
apuntes de carrera,
la
prima Montse,
el
poeta borracho con quien amanecía largas noches de versos,
los
viejos carnés de identidad caducados,
etcétera…?
twa.
5.03
Siempre
cabe persistir en el olvido o dedicarle al asunto una apreciación nostálgica o,
enseguida emprender su búsqueda. Que resultará infructuosa y una pérdida de
tiempo durante el cual volverán a surgir preguntas similares, o
complementarias, conforme las antiguas
se van abandonando. Por ejemplo, preguntándonos por la prima Montse, nos
preguntaríamos ahora: ¿cerró su oscura historia?
Twa.
5.04
Esta
gran pérdida de tiempo (pasar
el tiempo es lo más importante en la vida, pensaba Marcel Duchamp)
constituye, no obstante, lo que se llama, yo al menos así lo hago, el exilio de
la vida, del cual nunca nos alejamos lo suficiente como para aprender y vivir
sin alardes de memoria
Twa.
5.05
Pero
las condiciones materiales de la vida de cada uno de nosotros estarán
determinada, sustancialmente, por la cantidad de tiempo que hayamos empleado en
respondernos acerca de lo que habrá sido de uno mismo, un amigo... en cada
instante.
twa.6.01
.. llegué a la fantomatización (…) La
mejor manera, pensé, de ser una fortaleza inconquistable es retirarse tras las
apariencias. Por lo que cogí la cámara de fotos irreparable de mi padre que mi
madre había tirado a la basura pero que yo había recogido a pesar de ser
irreparable. Hice de ella una herramienta fantomatizante. La impuse en la
clase. Con la cámara inhabilitada hacía fotos a los profesores. Decenas de
clichés. Decenas de fotos inexistentes. De esta manera yo las inexistía. Todas.
Una tras otra. Las miraba desde el punto de vista de la ausencia de mirada. Yo
encuadraba. Disparaba. Ellas posaban. Disparaba. Hice esto a menudo (Hélène
Cixous. Los ensueños de la mujer salvaje)
twa.
6.02
Fantasmas.
Ausencia de mirada. Fantomatización, ¡qué nombre!. Miradas perdidas, ¡qué
proeza! Apariencias. Hacer fotos con la cámara sin carrete, con la cámara
estropeada, sin cámara inclusive, como los niños disparan encuadrándote entre
los dedos,
twa.
6.03
o
fotografías de nosotros mismo donde nosotros mismos no aparecemos aun estando
como estamos allí. Postales las llaman. Como postales se las conoce. Y es por
una razón distinta en cada caso, que exiliados y emigrantes se sirven casi con
exclusividad de las postales. Tanto los unos como los otros, mientras
“permanecen fuera” remiten a “su gente”, todavía en “su tierra”, esas fotos de
ellos mismos donde ellos mismos no aparecen.
twa.
6.04
Los
exiliados por prudencia. Los emigrantes por vergüenza.
twa.
6.05
Esta es la ciudad donde ahora vivo. Ved qué
bonita. Escriben exiliados y emigrantes, cada cual a su modo, en
el reverso de la postal, junto a las señas abandonadas de un lugar más feo e
inhabitable al que, pese a todo, la memoria hermosea y vuelve acogedor. Pero la
ciudad del exiliado es, en verdad, un escondite y la del emigrante un
descampado. Y uno y otro han de mentir el verdadero lugar donde viven.
twa.
6.06
Dejemos,
por su bien, al exiliado en su escondite. Hablemos del emigrante. Del cual sólo
podemos decir que cómo no respetar su secreto.
twa.7.01
Un catastro de huecos (Eduardo
Hurtado)
twa.
7.02
¿Cómo
clasificar los huecos que encontramos en el transcurso de la vida?
twa.
7.03
Recuerdo
tan poco de los huecos que he visto.
twa.
7.04
Los huecos,
sin duda, funcionar mejor como metáforas. Pero, metáforas de qué? ¿No será el
hueco la metáfora pura? ¿O la metáfora de nada?
twa.
7.05
Entonces,
vivir en hueco quizá sólo sea vivir en los recuerdos de nadie. Algo que tampoco
aflige en demasía.
twa.8.01
¿Damos un paseo? El
paseante. La compañía. El sendero. El paisaje. Los pasos.
twa.
8.02
Pasear
consistiría, principalmente, en regresar al lugar de origen, al punto de
partida, de manera distinta a como se partió.
Andar
en círculo, pero sin perder la línea recta, de forma tal que la recta sea, en
realidad, una línea sin destino, contradiciendo así su función natural.
(twa.
8.03)
Lo
contrario, y más si se van contando los pasos, ya no sería un paseo y sí un viaje
a un lugar y a un tiempo acordados de antemano.
twa.
8.04
He venido paseando. El
paseante. La soledad. La confianza. El tiempo. La presencia.
twa.
8.05
Dos
paseando juntos no van juntos ni van el uno con el otro. Si le preguntásemos al
primero, balbucearía al darnos el nombre propio de quien “va” con él. Y si es
que le preguntamos al segundo, sucedería lo mismo. Las circunstancias parejas
de los paseantes, son, no obstante, tan distintas, que ambos eludirían
explicárnoslas amparados en ser (cada uno de ellos dos) la compañía (del otro)
twa.
8.06
Venga. Te acompaño.
Los paseantes. La conversación. El resuello. El tiempo (de nuevo) La(s)
despedida(s)
twa.
8.07
A la
vuelta de un paseo se va más solo. Nadie se explica este fenómeno. Como tampoco
hay quien sepa dar respuesta a ¿en qué exacto punto de lo que ya puede medirse
como un trayecto, comenzó el regreso?
twa.
8.08
Hay
que poner mucho cuidado en no dar pie al compadreo. El paseo se suspende en la
puerta de la casa del mayor de los paseantes.
El
joven es quien regresa. Solo.
twa.9.01
Años
después de haber muerto nuestra madre, el correo nos traía cartas dirigidas a
ella. El correo no se había enterado de su muerte.
twa.9.02
El
imitador de voces (Thomas Bernhard)
twa.10.01
¿Qué
es el exilio sino una situación que nos obliga a sustituir con palabras
escritas la relación entre los amigos más queridos, que están lejos, ausentes,
diseminados cada uno en lugares y ciudades distintas? (Ricardo Piglia. Respiración
artificial)
twa.
10.01
Lo
que es la literatura, con más claridad aún: una situación que nos obliga a
sustituir con palabras escritas la relación entre los amigos más queridos, que
están lejos, ausentes, diseminados cada uno en lugares y ciudades distintas.
twa.
10.02
Y la
enfermedad diluyéndose en el auxilio.
twa.
10.03
“Cosas”,
las tres, y cuantas ustedes sepan añadirles, capaces de evitar la muerte propia
cuando la letra llega a su destino, que le presta voz amiga.
twa.
10.04
El
poder, la muerte, de alguna manera lo quisieran. Mas, pese a todo, no hay, en
ninguna parte, una distancia tan larga.
twa.11.01
Quien
huye de verdad, no escribe.
Escribir
es quedarse. La ilusión, al menos de no irse del todo. (Estrella
de Diego)
twa.11.02
Mas no
quisiera yo mostrarme tan extremoso al respecto.
twa.11.03
Hay
una forma peculiar de huída, La consistente en escribir. Escribirte allí donde
no estás. Pero vas, continuamente vas, te diriges, buscas esa dirección animado
a encontrarte tú con tu escritura.
Cada
día más caduca. Cada día más lejana y sola.
twa.11.04
La
afasia de la emigración.
twa.13.01
De
haber de pronunciarnos por alguna de las virtudes del fantasma, resaltaríamos
su apego al lugar. Su firme deseo de permanecer en su lugar de siempre.
twa.13.02
Cuesta
imaginar un fantasma en el exilio. Alejado de su lugar. Desapegado de cuantas
cosas le siguen resultando familiares, incluso en su nueva vida incorpórea. Hay
que entender que con la pérdida de su materialidad, el fantasma también pierda
gran parte de sus capacidades sensitivas, de modo que la vista, sobre todo la
vista, el tacto, el olfato y el oído, pues es gusto no se usa en los quehaceres
a los cuales queremos referirnos, de poco le sirven para orientarse si no fuese
porque reconocen el sitio y en él se siguen moviendo como pez en el agua.
twa.13.02
Por
ello que si un fantasma es obligado a trasladar su residencia habitual –por
ejemplo, desahuciado- pierde su sentido de la orientación. Se desnorta. Camina,
desde ese instante, como alma en pena.
Nombre éste de alma en pena que se les da a los fantasmas sin lugar en el mundo
twa.14.01
la
prueba del exilio muestra la insuficiencia de la Ley. Que la ley no basta frente
a ciertas actitudes contradictorias.
twa.14.02
...Entonces
se le expulsa. Se le saca fuera. Mas ¿por qué dejarlo vivir?
twa.14.03
Las
formas de la exterioridad hablan, en primer lugar, de la fugacidad de las
circunstancias. El momento que devino expulsivo, más tarde o más temprano se
juzgará a sí mismo (todos los momentos son máscaras de sí mismos). Y entonces,
más valdrá no haber roto con aquellas promesas que contravenían las propias.
twa.14.04
Todas
estas circunstancias abocaron a un cierto fracaso a una generación entera, que
tras realizar grandes aportaciones individuales quebró aparentemente la
continuidad de la práctica artística o huyó al extranjero, en una suerte de
exilio contemporáneo provocado por la falta de medios, de mercada y de recepción,
regresando con una obra contundente, con éxitos internacionales en algunos
casos y en otros acumulando un trabajo de gran interés, en parte aún por
recuperar o descubrir. (Pilar Parcerisas. Conceptualismo(s)
poéticos, políticos y periféricos)
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