Adorno lo sentenció: escribir poesía después de Auschwitz
es un acto de barbarie. Probablemente llevaba razón. No se puede abrir una casa
donde ya viven los bárbaros. Por eso que cuando los de Residencial Desfavorable
nos encargaron diseñar la casa de Theodor Wiesengrund Adorno, pensáramos
solamente en hacerle una casa en el aire, no se yace allí estrecho, dice Paul
Celan.
Tarjetas
postales (muestras) recuperadas veinte, treinta años después y, refranqueds, enviadas de nuevo a sus
destinatarios, que trazan un plano en la nada difícil de señalar
Sólo
una de esas tarjetas nos fue devuelta por resultar allí desconocido quien debió
estar esperándola años atrás y un mal día
desistió. ¿Sería esa la casa que buscábamos para nuestro cliente ausente?
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